¿Cómo afecta a tu cerebro cada género musical?
Por Georgina Navarrete
(CNNMéxico) — Un buen ritmo puede cambiar la vida, ¿o no? Desde niños, la
exposición a los sonidos y a la música adecuada puede ayudarnos a desarrollar
plenamente nuestras capacidades cerebrales, con todo lo que eso implica: mayor
capacidad de memoria, atención y concentración; mejores habilidades
matemáticas, de lenguaje y una buena capacidad para la resolución de problemas.
El oído no sirve únicamente para escuchar, también determina el
equilibrio y estimula el cerebro en sus diferentes áreas, según Alfred Tomatis,
otorrinolaringólogo, psicólogo e investigador francés, quien dedicó gran parte
de sus esfuerzos a desarrollar un método para tratar los problemas de audición
y lenguaje.
Su investigación ha extendido sus alcances, al grado de que ahora su
método tiene aplicaciones en diversos campos de la salud y el desarrollo
físico, mental y emocional, según la sociedad de terapeutas Tomatis
Développement S.A, que cuenta con miembros en más de 40 países.
Sin embargo, no toda la música es buena ni sirve para lo mismo. Algunos
tipos de música estimulan la creatividad y la imaginación, otros ayudan a
establecer relaciones interpersonales sanas y a integrarse a la sociedad y a su
medio ambiente. Y unos más, ligados al baile, brindan también un mejor
acondicionamiento físico y, a veces, apoyan procesos terapéuticos.
Música clásica
Es un mito que la música clásica nos hace más inteligentes, pero
escucharla al menos media hora al día proporciona al cerebro un mejor ambiente
para desarrollar ideas y restablecer conexiones neuronales que, al final del
día, nos ayudarán a estar alertas, concentrarnos mejor y optimizar los procesos
de aprendizaje.
Algunas recomendaciones de María Pilar Carrasco en su libro Cómo educar
a tus hijos con la música, señalan que la música barroca logra estados
propicios para el aprendizaje, gracias a su ritmo de 60 golpes, equivalente a
los latidos del corazón cuando estamos en reposo.
Además, sus tonos graves provocan ondas cerebrales bajas —relajación—.
Algunos ejemplos son: Largo de invierno de Las cuatro estaciones. Largo del
concierto en re mayor para cuerdas y guitarra. Concierto en do mayor para
clavicordio y mandolina, todas de Vivaldi, y Largo del concierto para clavicordio
en fa menor Opus 1056, de Bach.
Las melodías con vibraciones más cortas, mayor ritmo y notas más ágiles
provocan un estado de alerta constante, propicio ara el aprendizaje activo,
como la Sinfonía Praga y el Concierto para violín y orquesta número 5 en la
mayor de Mozart; el Concierto número 1 para piano y orquesta en sí sostenido de
Beethoven, todos los valses de Chopin o el Concierto número 1 para piano y
orquesta de Tchaikovsky.
Y para revitalizar el cerebro luego de un trabajo intelectual intenso, nada
como darle un masaje con Cantos Gregorianos, música con sonidos de la
naturaleza, o la música de Mozart para violín o cuarteto de cuerdas.
Salsa
Cadenciosa y alegre, la salsa brinda al cerebro una combinación de
dopamina y adrenalina, que relaja y activa al mismo tiempo, señala el terapeuta
físico Felipe Gutiérrez, especialista en rehabilitación deportiva.
Como generadora de movimiento, la música salsa produce numerosos
beneficios físicos, emocionales y mentales, pues libera del estrés, aumenta la
capacidad cardio respiratoria y mejora la coordinación y el equilibrio, indica
Fernando Hernández, maestro de zumba en la delegación Coyoacán, en la Ciudad de
México.
“Estos ritmos —salsa y bachata— me sirven para relajar en la última
etapa de mis clases. Con ellos mantengo el cuerpo en movimiento mientras baja
la intensidad que alcanzamos con ritmos de mayor impacto como el rock, el pop,
la música electrónica y la banda”, agrega el preparador físico, también
especializado en pilates.
Rock
Se dice que para escribir sus novelas, Stephen King escucha rock. Cierto
o no, en sus teorías del Efecto Mozart, Don Campbell ha escrito mucho sobre la
dificultad de encontrar concentración para generar ideas en compañía de ritmos
tan densos y acelerados. Sin embargo, destaca la capacidad de inyectar
adrenalina al cerebro.
En este sentido, Fernando Hernández, explica que en sus clases de zumba
utiliza la música rock para las etapas de acondicionamiento físico, resistencia
y fuerza. “Es cuando las alumnas se sienten más activas y ejecutan las rutinas
más fuertes”.
Diversos estudios han relacionado a la música rock con un incremento en
la resistencia a la hora de hacer ejercicio. Particularmente el rock y el pop
ayudan a mejorar el desempeño físico en actividades cardiovasculares, según
Javier Yangunas en su ensayo Influencia de la Música en el rendimiento
Deportivo, de 2006.
Reggaetón
Más allá de los ritmos y vibraciones, es importante prestar atención a
nuestros propios gustos. Investigaciones y estudios de diversas universidades
de Estados Unidos reconocen los beneficios de “la música agradable” para tratar
casos de dolor crónico, problemas cardiovasculares, estrés y algunos
padecimientos mentales.
El común denominador en todos los resultados es el factor “placer”. La
dopamina y otros químicos que se liberan en el cerebro mientras escuchamos
música ayudan al cerebro y al cuerpo humano a equilibrar sus reacciones y a
relajarse, lo que en efecto cadena provoca una sensación de bienestar general,
según la asociación para la Educación Mental, Ingenium ABP.
Asimismo, la regulación de la frecuencia cardiaca y la relajación que
provoca la música agradable, complementan los efectos positivos en el plano
cerebral. Si la música no nos agrada, el efecto será contrario.
A la carta
Aunque los ritmos de bits acelerados, con progresión de acordes
repetitivos como el reggaetón, el tecno y el rap contravienen las
recomendaciones del método Tomatis, pues impiden la concentración y el
relajamiento, esa misma energía puede aprovecharse para ejercitar el cuerpo.
En opinión de Wilson Andrade, fundador de la academia Dance Center
Romance, el reggaetón, igual que otras manifestaciones del Urban Style, pueden
servir como ejercicio de alto impacto y ayudarte:
·
Quemar calorías. Mantienen la
frecuencia cardiaca entre130 y 150 pulsaciones por minuto.
·
Tonificar el cuerpo.
·
Mejorar la capacidad cardiovascular.
·
Obtener mayor resistencia.
·
Reducir los niveles de grasa en la
sangre.
·
Ampliar la capacidad pulmonar y a
aprovechar mejor el oxígeno en músculos y órganos.