jueves, 9 de julio de 2015

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INCAPACIDAD PARA EXPRESAR LOS SENTIMIENTOS

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Científicamente se le conoce como alexitimia. El concepto viene de las raíces griegas lexis (palabra) y thimos (afecto), es decir, significa “sin palabra para el afecto”. 

También se le ha confundido con el Asperger o con una conducta disocial.

 Pero la conducta que predomina en la persona que está en dicha situación es que se muestra indiferente a lo que le rodea y por lo tanto se aisla.

Por lo general, estas personas actúan así porque en su infancia sufrieron carencias afectivas y sin proponérselo, se han acostumbrado a limitar su capacidad para demostrar sus sentimientos afectando con ello su relación familiar, principalmente.

En ésta enfermedad existen “niveles” de capacidad para expresar las emociones. Estas fases se jerarquizan de la siguiente forma:

1.     Es primaria si posee una predisposición genética o presenta anomalías neurológicas que se presentan al nacer o provocadas por el consumo de drogas. Se basa en que parte de la emoción en la mayoría de las personas que son diestras se encuentra en el hemisferio derecho del cerebro y la expresión verbal en el izquierdo; cuando existe poca o nula comunicación entre ambas zonas, se produce la incapacidad para expresar y describir los sentimientos. Pero esto no significa que el individuo que la padece no sienta afecto.

2.     Es secundaria si es consecuencia de un traumatismo emocional grave que pudo presentarse en la infancia o después de una prolongada situación de intenso estrés, también conocido como el síndrome de estrés postraumático. Esta enfermedad presenta alteraciones físicas y psicológicas en quienes han sufrido una experiencia de vida horrible como por ejemplo: accidentes, violación, tortura, secuestro, desastres naturales, supervivientes de los campos de concentración nazi, veteranos de guerra, etc). Esta situación, por lo general es incapacitante.

La persona que tiene alexitimia responde a un factor sociocultural que científicamente es explicado como un mecanismo de defensa y de negación ante los traumas y conflictos que reprimen tajantemente los sentimientos.

La familia y el aprendizaje social también son causas de esta enfermedad. Observemos a un bebé, quien es incapaz de hablar o de organizar sus experiencias emocionales ya que todavía su capacidad verbalizadora no ha madurado. Por tanto, depende de otra persona para aprender a identificar sus estados emocionales. Es así que la enseñanza de la inteligencia emocional sustentada con cariño de quienes rodean al bebé, le permitirán expresarse creciendo mentalmente. Son las anomalías en la comunicación madre-hijo (o figura de apego significativa) las que promueven el desarrollo de esta enfermedad.

Para el Dr. Francisco Alonso Fernández (miembro de la Real Academia Española de Medicina) existen dos tipos de pacientes con alexitimia:

1.     Los que ni sienten ni expresan y
2.     Los que sienten pero no expresan. 



En ambos casos se presentan los siguientes síntomas:
  • -        Depresión.
  • -        Anhedonia (incapacidad para experimentar placer).
  • -        Ausencia de apetito sexual.
  • -        Conformismo.
  • -        Desplazamientos rígidos y lentos.
  • -        Dificultad para establecer vínculos afectivos.
  • -        Falta de energía.
  • -        Impulsividad.
  • -        Incapacidad para reconocer los estados emocionales ajenos.
  • -        Nula comunicación (se muestran serios y/o aburridos).
  • -        Poca o nula actividad imaginativa (fantasía o sueños).
  • -        Tiende a entablar relaciones personales estereotipadas (de dependencia o aislamiento).
  • -        Visión poco clara de la realidad.
Este problema afecta principalmente a los hombres. Por cada 10 varones con alexitimia, existen sólo dos mujeres. Esta diferencia se debe a que la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales femeninos es mejor a diferencia de los masculinos, ya que el cuerpo calloso es más voluminoso y facilita mejor la interconexión neuronal.



El primer paso para tratar ésta enfermedad, es lograr que el paciente la acepte como tal. Posteriormente se apoya el tratamiento en terapias psicológicas combinadas con medicamentos tales como neurolépticos, ansiolíticos o antidepresivos. Aunque se ha demostrado que algunos pacientes, siguiendo únicamente el proceso terapéutico de manera disciplinada y continua, han logrado avances significativos y han mejorado grandiosamente su calidad