Científicamente se le conoce como alexitimia. El concepto viene de las
raíces griegas lexis (palabra) y thimos (afecto), es decir, significa “sin
palabra para el afecto”.
También se le ha confundido con el
Asperger o con una conducta disocial.
Pero la conducta que predomina en la persona
que está en dicha situación es que se muestra indiferente a lo que le rodea y
por lo tanto se aisla.
Por lo general, estas personas actúan
así porque en su infancia sufrieron carencias afectivas y sin proponérselo, se
han acostumbrado a limitar su capacidad para demostrar sus sentimientos
afectando con ello su relación familiar, principalmente.
En ésta enfermedad existen “niveles” de capacidad
para expresar las emociones. Estas fases se jerarquizan de la siguiente forma:
1.
Es
primaria si posee una predisposición genética o presenta anomalías neurológicas
que se presentan al nacer o provocadas por el consumo de drogas. Se basa en que
parte de la emoción en la mayoría de las personas que son diestras se encuentra
en el hemisferio derecho del cerebro y la expresión verbal en el izquierdo;
cuando existe poca o nula comunicación entre ambas zonas, se produce la
incapacidad para expresar y describir los sentimientos. Pero esto no significa
que el individuo que la padece no sienta afecto.
2.
Es
secundaria si es consecuencia de un traumatismo emocional grave que pudo
presentarse en la infancia o después de una prolongada situación de intenso
estrés, también conocido como el síndrome de estrés postraumático. Esta
enfermedad presenta alteraciones físicas y psicológicas en quienes han sufrido
una experiencia de vida horrible como por ejemplo: accidentes, violación,
tortura, secuestro, desastres naturales, supervivientes de los campos de
concentración nazi, veteranos de guerra, etc). Esta situación, por lo general
es incapacitante.
La persona que tiene
alexitimia responde a un factor sociocultural que científicamente es explicado
como un mecanismo de defensa y de negación ante los traumas y conflictos que
reprimen tajantemente los sentimientos.
La familia y el aprendizaje
social también son causas de esta enfermedad. Observemos a un bebé, quien es
incapaz de hablar o de organizar sus experiencias emocionales ya que todavía su
capacidad verbalizadora no ha madurado. Por tanto, depende de otra persona para
aprender a identificar sus estados emocionales. Es así que la enseñanza de la
inteligencia emocional sustentada con cariño de quienes rodean al bebé, le
permitirán expresarse creciendo mentalmente. Son las anomalías en la
comunicación madre-hijo (o figura de apego significativa) las que promueven el
desarrollo de esta enfermedad.
Para el Dr. Francisco Alonso Fernández (miembro de la Real Academia Española de Medicina) existen dos tipos de pacientes con alexitimia:
1.
Los
que ni sienten ni expresan y
2.
Los
que sienten pero no expresan.
El primer paso para tratar ésta enfermedad, es lograr que el paciente la acepte como tal. Posteriormente se apoya el tratamiento en terapias psicológicas combinadas con medicamentos tales como neurolépticos, ansiolíticos o antidepresivos. Aunque se ha demostrado que algunos pacientes, siguiendo únicamente el proceso terapéutico de manera disciplinada y continua, han logrado avances significativos y han mejorado grandiosamente su calidad
En ambos casos se presentan los
siguientes síntomas:
- - Depresión.
- - Anhedonia (incapacidad para experimentar placer).
- - Ausencia de apetito sexual.
- - Conformismo.
- - Desplazamientos rígidos y lentos.
- - Dificultad para establecer vínculos afectivos.
- - Falta de energía.
- - Impulsividad.
- - Incapacidad para reconocer los estados emocionales ajenos.
- - Nula comunicación (se muestran serios y/o aburridos).
- - Poca o nula actividad imaginativa (fantasía o sueños).
- - Tiende a entablar relaciones personales estereotipadas (de dependencia o aislamiento).
- - Visión poco clara de la realidad.
El primer paso para tratar ésta enfermedad, es lograr que el paciente la acepte como tal. Posteriormente se apoya el tratamiento en terapias psicológicas combinadas con medicamentos tales como neurolépticos, ansiolíticos o antidepresivos. Aunque se ha demostrado que algunos pacientes, siguiendo únicamente el proceso terapéutico de manera disciplinada y continua, han logrado avances significativos y han mejorado grandiosamente su calidad