Filosofía de la Educación e Inteligencia
Emocional.
Cómo
debemos abordar con los niños la autoconciencia, la autogestión, la conciencia
social y la gestión de las relaciones. Estos cuatro elementos encajan en éstas
cuatro esferas de todos los modelos de la inteligencia emocional.
Como
educadores es importante abordar estos elementos porque están mínimamente
sugeridos en los diseños curriculares.
Por
otro lado, mientras que el mundo está cambiando más rápidamente que nunca,
nuestras organizaciones, escuelas y a menudo nuestras mentes están estancadas
en el pasado.
Albert
Einstein decía que la Educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha
aprendido en la escuela. Los mismos problemas que dañaban la educación a
principios del siglo XX de Einstein, los padece actualmente nuestro siglo.
Sigue
diciendo: “La mente de un joven no debe atiborrarse de datos, nombres y
fórmulas: todo esto lo encontramos en los libros sin necesidad de seguir ningún
curso universitario. Los años de estudio deben emplearse únicamente para
enseñar a pensar al joven, pada darle un entrenamiento que ningún manual puede
sustituir”.
Es
un verdadero milagro que la pedagogía moderna no haya llegado a ahogar
completamente la santa curiosidad de la búsqueda. Sin dudas, Einstein no
solamente era un genio como físico o matemático: además era un filósofo de la
educación.
¿Qué le falta a la
educación?
A
la educación le falta incluir una mejora en el abordaje de las habilidades
intra e interpersonales en los diseños curriculares para desarrollar la
Inteligencia emocional de los alumnos.
La
inteligencia emocional nos ayuda a dar respuesta a por qué algunos alumnos con
brillantes notas en el colegio no son exitosos en la vida, a la hora de
desenvolverse en familia, trabajo, etc. En contrapartida, nos da respuestas a
la pregunta: ¿por qué algunas personas son más capaces que otros de enfrentar
contratiempos, superar obstáculos y ver las dificultades desde una lupa
distinta?, dice Goleman. Este nuevo concepto viene a darnos respuestas a varios
interrogantes más, y la buena noticia es que la inteligencia emocional se puede
aprender, con el fin de erradicar la violencia y otros rasgos negativos que son
muchos de los males que aquejan a nuestras comunidades, o como pregona la
Asociación Educar con la neuropsicoeducación: “fortalece las conductas por
trascendencia”.
¿Qué podemos hacer como
educadores y como padres de familia?
Mientras
tanto, hasta que se produzcan cambios significativos en los diseños
curriculares, podemos tomar acciones que nos ayuden y apoyen a nuestros hijos,
alumnos, compañeros de trabajo, familia a desarrollar la Inteligencia
Emocional.
Desde
la Neuropsicoeducación se busca contribuir a completar el desarrollo emocional
como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, ya que ambos incluyen
a la persona en toda su totalidad.
¿Qué
podemos hacer desde la familia, desde las diferentes organizaciones, desde la
escuela para ayudar a las personas a desarrollar la Inteligencia Emocional?
Aquí
se mencionan algunas estrategias para estimular el desarrollo de la
Inteligencia Emocional en los niños, como por ejemplo:
• Enseñarles a dar nombre y
reconocer los sentimientos y/o emociones. Son de gran ayuda los juegos, los
cuentos, las historias, tarjetas con dibujo, etc. Aprovechar el espacio de
contar cuentos para que los niños puedan identificar las diferentes emociones de
los personajes. Ayudarlos a que dibujen los rostros de los personajes
ilustrando cada emoción que están sintiendo.
• Dejar que los niños
expresen sus emociones y sus sentimientos. Como adulto escuchar y expresar las
propias. El autoconocimiento y autoconciencia, capacidad de saber qué está
pasando en nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo, son dos de los pilares
fundamentales para desarrollar la Inteligencia Emocional.
• Relacionar gestos faciales
con sentimientos: por ejemplo, si te ríes, decirle al niño que este sentimiento
es alegría. Si muestras una cara triste, es porque no te gusta lo que está
pasando. Es fundamental que los niños puedan aprender a “leer” las caras de las
personas con las que interactúa para entender cómo se están sintiendo y eventualmente,
de ser necesario, modificar su conducta.
• Todos sentimos que nuestros
hijos son únicos. Eso es verdad, pero hay que enseñarles que su importancia no
implica que el resto de las personas “no cuenten”. Enseñarle que nos volvemos más sabios, mejores personas y
más inteligentes cuando nos nutrimos de los conocimientos y sentimientos de los
otros. Mostrarle que la persona con la que está tratando tiene un valor, vale,
que es importante. Quizás sea así de fácil. A veces las cosas más sencillas de
hacer son las que mayor impacto tienen en la vida de los demás, como dar un
abrazo, dedicar unos minutos, escuchar con atención.
• Enseñarle que en la vida no
siempre se puede tener lo que queremos. La mayoría de las veces es posible
aunque es probable que cueste mucho esfuerzo y trabajo. Enseñarle a esperar
hasta que llegue el momento de tener lo que se quiere y que en el mientras
tanto, tenemos que seguir viviendo, disfrutando y preocupándonos por nosotros y
las personas que nos rodean. Otros pilares de la Inteligencia Emocional son el
autocontrol y el autodominio (regular la manifestación de una emoción y/o
modificar un estado de ánimo). No acceda a comprarles todo lo que quieren “ya y
ahora”. Deben aprender a esperar.
• Enseñarle que cuando se
tiene un problema, lo primero que hay que hacer es reflexionar y luego actuar
de una forma pacífica, sin lastimar a otras personas para solucionar el
problema. Enseñarle al niño a cómo afrontar las emociones negativas como la
ira, el enojo, la rabia, etc., dando herramientas para que aprenda a relajarse
para luego reflexionar. Explicarle qué es lo que se puede hacer cuando uno está
enojado para calmarse (respirar profundo, lavarse la cara, correr por el
jardín). Está bien expresar que uno está enojado, siempre y cuando se haga de manera saludable y sin
herirse ni hiriendo a otra persona.
• Enseñarle que hay que
preocuparse por uno mismo, cuidarse, pero también por las otras personas.
Aplaude cuando tu hijo aprenda, trabaje o juegue en equipo.
•
• La capacidad de
automotivarse y de motivar a los demás también es una competencia de la
inteligencia emocional y deberían ser abordadas. La capacidad de automotivarse
y posteriormente motivar a otras personas está íntimamente ligada al optimismo
y a la autoestima. Celebra los logros de tus hijos con alegría y haz partícipe
a toda la familia y amigos de estos logros. Un niño que recibe reconocimiento,
que lo que hace vale, raramente seerá agresivo o pesimista.
• Así como se celebran las
actitudes y acciones positivas que tu hijo realiza, también se debe señalar con
firmeza que algo está mal cuando tu hijo realiza una acción negativa, como por
ejemplo, que se puede lastimar a sí mismo o a otras personas física y
emocionalmente. Ayuda a tu hijo a ponerse en el lugar de la otra persona y a
pensar cómo se sentiría él en aquella situación. Ayuda también, si es que
lastimó a otra persona a trazar un plan para poder solucionar el daño. Enséñale
a ofrecer disculpas.
• En las relaciones sociales,
enseñale a tu hijo , que la mejor manera de solucionar los conflictos es
conversando, no agrediendo ni física ni verbalmente a la otra persona. Frente a
dos puntos de vista, una buena charla puede achicar las brechas, enseñarnos a
ver las cosas desde otro puento de vista, aprender y aceptar que quizás lo
mejor es lo que la otra persona propone. De no ser así, enseñar a expresar lo
que siente para que se pueda llegar a la solución del conflicto. También
puedesn enseñar que su influencia personal puede servir para inspirar a otros,
comunicar y expresar lo que sienten.
• Tómate el tiempo para conservar
con tus hijos. Lo ideal es que los valores fundamentales sean proporcionados
desde la familia y la escuela. Ayúdalo a comprender la realidad, proponiendo el
juicio crítico. Comparte con tu hijo los programas de TV, los juegos de PC, los
videojuegos. Ayuda a tus hijos a distinguier lo que es diversión, lo que es
informativo, lo que hay que tomar de la web y lo que hay que dejar. Enseña que
no todo lo que aparece en Internet es verdad o está bien.
• Felicita al niño cada vez
que enfrente una emoción negativa de manera adecuada, es decir, utilizando una
de las técnicas que le enseñaste para ello o una que haya surgido de sí mismo.
Esto ayudará a que el niño haga
consciente su aprendizaje y, consecuentemente, lo automatizará generalizándolo
a situaciones nuevas. Además, ayudará a desarrollar su optimismo y autoestima.
• No olvides nunca que la
mejor manera de enseñar y educar es mediante el ejemplo.
Concluyendo...
Las emociones juegan un papel preponderante en la vida, por eso es
función de los educadores darles a nuestros hijos y alumnos herramientas para
que descubran sus propios estilos de aprendizaje, reconozcan sus emociones y
consecuentemente, puedan modelarlas a los fines de ser personas más felices
consigo mismas y con quienes los rodean, viviendo en estado de paz y buscando
la trascendencia.
Seguramente, anhelamos que nuestros hijos y alumnos aprendan muchísimo
del mundo exgerior, pero también anhelamos que aprendan muchísimo más de sus
mundos interiores para poder dejarles una huella postiva y significativa en sus
vidas.
(Fuente:
asociacióneducar.com. Autora: Nse. Alejandra del Fabro).