¿Cómo
lograr una comunicación efectiva y afectiva con nuestros hijos?
En
primer lugar, es preciso definir qué es la comunicación. Ésta tiene varias
acepciones. Una de ellas consiste en considerarla como el intercambio de la
información entre dos o más personas. Otra la delimita como la transmisión de
señales mediante un código común al emisor y al receptor. Con esto se comprende
que para comunicarse no se necesitan sólo palabras, sino que es preciso hacer
presente las manifestaciones de afecto emitidos por medio de gesticulaciones,
de postura corporal y de acercamiento hacia nuestro hijo (a).
En cualquier caso, se requiere por lo
menos de dos personas para iniciar una comunicación, de lo contrario, sería un
soliloquio. Desde los tiempos más
remotos de la Humanidad, la convivencia y comunicación familiar han sido una
clave básica para el desarrollo armónico del adulto, porque se sintió aceptado,
querido y protegido. Por ello, es importante que los padres se puedan comunicar
abierta, eficaz y afectivamente con sus hijos porque esta relación beneficia
los vínculos entre padres e hijos, los niños empiezan a conformar sus ideas y
opiniones sobre sí mismos, se vive el respeto y la confianza como valores,
aumenta el amor propio o autoestima de cada uno de los integrantes de la
familia, los hijos estarán más dispuestos a colaborar con lo que los padres les
piden, son más cooperativos, los hijos se sienten aptos y seguros en la escuela
por el empoderamiento que la familia le otorga por medio de una buena
comunicación.
Para lograr comunicarnos mejor con
nuestros hijos, es importante aprender a escucharlos en primer lugar, conocer y
llevar acabo un buen diálogo y verificar, con una actitud tranquila, que lo que
transmitimos haya sido comprendido correctamente.
Para comunicarnos con nuestros hijos y
entablar un diálogo efectivo, es preciso estar tranquilos y de buen humor.
Los consejos que te proponemos consisten
en que lleves acabo las siguientes virtudes y actitudes:
1.- Ser sinceros: La sinceridad es la
virtud que nos permite mostrar siempre con claridad lo que se hace, lo que se
piensa, lo que se espera de la otra persona, lo que uno puede brindar a la otra
persona. Para lograrlo, nunca debemos dejar una promesa o un regaño
incompletos. Tampoco es aconsejable decirles “ya verán, cuando lleguen a casa”,
porque esto genera mucha ansiedad en los hijos. La sinceridad se logra con el
ejemplo. Si somos nosotros quienes nos
equivocamos, ofrecemos disculpas y reconocemos el error, con esta actitud
estamos dando el arquetipo de cómo se debe proceder en una situación
determinada.
Si prometemos algo, es preciso poner
fecha y cumplir con lo acordado. Por lo general, los hijos desde la pubertad
hasta la adolescencia o la juventud temprana, no son muy sinceros con nosotros.
Lo importante es estar preparados para que nos expliquen lo más impensable sin
perder los nervios y así lograr que nos digan la verdad. Este comportamiento
reforzará la confianza mutua.
2. Respetar: Consiste en saber valorar
los intereses y necesidades de la persona. Proviene del latín respectus que significa atención y
consideración. Implica miramiento, estima y deferencia. El respeto asegura una sana convivencia en base
a normas. También implica reconocer en sí y en los demás, los derechos y las
obligaciones que cada uno tiene.
3. Debes
estar dispuesto a platicar con tus hijos cuando ellos se acerquen a ti y
expresen que quieren hablar contigo. Para ello, debes prestarles atención y
dejar todo lo que estás haciendo. Como la vida actual nos sumerge en una
vertiginosidad de obligaciones de trabajo o sociales, se recomienda que se
establezca un horario para platicar.
4. Escuchar con calma y comprensión, es decir,
platicar con ellos con voz tranquila, porque si aumentamos nuestro tono de voz,
ellos también lo harán.
5. No juzgar por los primeros comentarios que
te dice. Es preciso dejar que tu hijo (a) pueda expresar su punto de vista y lo
más importante es respetar esa perspectiva y luego, dialogar con él o ella para
encontrar un acuerdo. Para ello, es necesario tener una mente abierta a varios
temas, para que tus hijos sientan la confianza de que pueden decir lo que
sienten, lo que piensan, lo que desean sin temores, sin tabúes frente a sus
padres. Si un tema como la droga o el sexo no sabes cómo tratarlo, es mejor que
pidas asesoría y acordar con tu hijo que luego platicarán del tema (siempre
escogiendo una fecha exacta para ello).
6. Cuando tu hijo te exprese que ha tomado
algunas decisiones, preséntale varias opciones para que tenga un amplio campo
mental de la actividad y la consecuencia de cada una; esto ayudará a que tu
hijo confíe en ti. Si su decisión interfiere con la vida familiar, es preciso
expresarle que por el momento, lo que él o ella desea, no puede llevarse acabo,
por lo que será necesario negociar otra fecha para que tu hijo logre lo que
quiere (como ir a una fiesta, o realizar una actividad extraescolar, etc).
7. Hacer que tu hijo (a) participe en trabajos
del hogar: Esto no quiere decir que le digas que su obligación es arreglar su
cuarto, sino que arregles el cuarto con él o con ella y mientras tanto, pueden
escuchar música, pueden platicar, pueden contar chistes, pueden expresar
sucesos personales, etc.
8. Elogiar primordialmente una buena acción:
Siempre sancionamos o criticamos las acciones malas y ponemos énfasis en el comportamiento
inadecuado. Cuando tu hijo (a) alcanza un logro, por lo general pensamos que
ese es su deber y poco o nada aplaudimos ese esfuerzo. Elogiar y felicitar a tu
hijo (a) por algo bueno que ha hecho, es la mejor forma de hacer que se sienta
querido, que sienta que te importa en todo momento y que no solo platicas con
él o con ella para regañarlo (a) o para pedir que realice alguna tarea. Es
necesario que recuerdes cómo pensabas, cómo actuabas, qué sentías, qué deseabas
cuando tenías la edad de tu hijo (a).
9. Nunca contradecirse: Si le diste permiso
para alguna actividad, no te retractes porque surgió un evento malo. Si le
prohibiste algo, aunque ponga su “carita triste” y te duela, es preciso cumplir
con esa consigna. Si el comportamiento de tu hijo puede cambiar la decisión de
sus padres, entonces no te tomarán en serio y es más, sabrán cuál es tu “talón
de Aquiles”.
La
comunicación adecuada con tu hijo es de suma importancia porque logras que se
sienta cuidado, amado, que él es importante para ti, seguro y no aislado, que
tú puedes entender lo que siente y él entiende lo que tú sientes, que advierta
que puede manejar sus emociones y sentimientos y que puede actuar por medio de
la reflexión y no por impulsividad.
La comunicación efectiva y amorosa hacia los hijos,
debe iniciar desde que se encuentran en el vientre materno y nunca debe
terminar. Con ello, lograrás que tu hijo tenga mayor capacidad comunicativa,
mejor habla y desarrollo del lenguaje, mayor autoestima y confianza en sí mismo,
mejor socialización, la reducción de comportamientos negativos y favorece un
ambiente tranquilo de aprendizaje.
“La
evidencia es sobrecogedora: la comunicación temprana juega un papel crucial en
el futuro éxito académico y en un desarrollo sano y equilibrado socio-emocional”
(Dr. Jill Stamm).
¿Requieres de apoyo para lograr este tipo de
comunicación? Puedes contactarnos a los siguientes números telefónicos. Con
gusto te atenderemos.
55-3056-12-07/ 5554061322/ 5515046469/ 55923293